El diario español La Vanguardia publicó esta carta de un lector de la semana pasada.
Pocos días después, Eric Abidal el lateral francés zurdo que defiende a Barcelona se consagró definitivamente al definir a favor del equipo catalán, el clásico ante Real Madrid.
Fue por la Copa del Rey, en la ida de los cuartos de final. En el Bernabéu, donde los catalanes superaron 2-1 a los merengues.
Real Madrid empezó ganando a los 11 minutos por intermedio de Cristiano Ronaldo. El portugués se sacó la espina de su último pobrísimo clásico. Aprovechó un pase al vacío de Karim Benzema y superó por bajo con un potente disparo a su compatriota Pinto. Eso obligó a Barcelona a trabajar el partido con sus irrenunciables formas de buen juego.
Con Lassana Diarra siguiendo celosamente los movimientos de Lionel Messi fue el chileno Alexis Sánchez el encargado de romper el cerco defensivo planteado por José Mourinho.
Carles Puyol, a los 49’, igualó de cabeza zafando de la marca de Pepe, que jugó otro clásico violento y para el olvido.
Y a 77’ llegó el momento sublime de la noche: Messi manejó la pelota, cambió de dirección la jugada y habilitó sutilmente a Abidal que entró habilitado por izquierda. El francés, un defensor pulcro de técnica depurada, definió como el mejor delantero y volvió a darle a Barcelona un triunfo ante su archirrival.
Abidal surgió en Mónaco en 2000 y jugó en Lille y Olympiquee de Marsella antes de recalar en Barcelona en 2007. Pero más allá de sus condiciones futboleras, el episodio que protagonizó el año pasado cuando le detectaron un tumor en el hígado ha forjado su perfil de héroe.
La triste noticia se anunció el 15 de marzo. El 2 de mayo volvió a pisar la cancha y 26 días más tarde jugó el partido entero en la final de la Champions ante Manchester United y usó el brazalete de capitán cedido por Puyol.
Después de cinco meses de operaciones, radioterapia y químios, el 5 de enero algunos jugadores de Barça visitaron a los niños que eran tratados en el hospital del que hablaba la carta publicada en La Vanguardia. Abidal pasó por la habitación del chico con cáncer. El abrazo que le dio fue más emotivo que el festejo de ayer.(El observador)
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