Mourinho quiere a otro Özil. A un jugador con una actitud más agresiva, con más regularidad en sus acciones, tanto con el balón como sin él. Últimamente está frío, algo que no encaja con el perfil de equipo eléctrico que pide el entrenador. A partir de ahora sabe que tiene que jugar más enchufado si quiere conservar su puesto en el once. Kaká es su competencia.
El rendimiento de Mesut Özil ha bajado con respecto a la temporada pasada y esto le tiene preocupado al entrenador portugués, que le ha hecho saber que tiene que dar más durante los 90 minutos, porque para jugar en su posición es necesario hacer un sacrificio mayor.
Se tiene que mentalizar que este año es crucial, que debe subir un escalón en todos los sentidos: esfuerzo individual y colectivo, personalidad, determinación, motivación y hambre de títulos. Es una temporada clave después de haber pasado un primer año de adaptación donde, precisamente, fue uno de los más destacados. Pero su progresión ha sufrido un frenazo, que se espera que sea momentáneo, manifestándose en el Clásico.
No es un jugador cualquiera. Se trata de un mediapunta que ha demostrado que puede desequilibrar un partido en ataque y que, si se mentaliza, tiene condiciones físicas para ayudar en la presión del balón. Es el mismo caso que Benzema, que entendió que para jugar arriba hay que hacer mucho más que moverse cuando recibe el balón.
Las instrucciones de Mourinho pasan por tener mucha movilidad, ritmo e intensidad. No se puede estar parado en el campo. Y los jugadores ofensivos, no sólo viven de combinar y divertirse atacando, requieren de una disciplina táctica y de trabajar con mucho ahínco.
Si hubiera que poner algunos ejemplos de lo que quiere Mourinho, que es lo que le pide a Özil, es la capacidad de trabajo que demuestran Cristiano Ronaldo, Di María y Callejón. Los tres son atacantes vigorosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario!